TOXICOLOGÍA SESGADA

¿SABÍAS QUE…al igual que el alcohol, las sustancias químicas como la lejía y el amoniaco, no afectan igual a mujeres que a hombres?

¿SABÍAS QUE… los síntomas de un infarto de miocardio no son iguales en mujeres que en hombres?
 
¿SABÍAS QUE… los riesgos y la toxicología laboral no afectan por igual a mujeres que a hombres?
 
¿SABÍAS QUE… llevamos más de 15 años con informes internacionales acerca de las diferencias de género existentes en la seguridad y salud en el trabajo, y todavía no hay ley ni política que quiera aplicarlas?
En el año 2003 la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo emitió un informe acerca de Las cuestiones de género en relación con la seguridad y la salud en el trabajo[ se puede consultar aquí]. Dicha Agencia resume sus propias conclusiones, ampliamente publicadas, entre las que destacan:
●Las diferencias entre géneros en las condiciones de trabajo tienen una gran repercusión sobre las diferencias

La violencia que no mata, nos destruye por dentro

Actualmente, la violencia de género es definida como “todo acto basado en la pertenencia al sexo femenino que pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual y psicológico para la mujer, así como amenazas de tales actos, la coacción o la privatización arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida privada o pública.” Existen muchos tipos de violencia, ejercidas en su mayoría a mujeres, y de las que apenas se tiene conocimiento; ni de ellas ni de todos los problemas que sufrirlas nos ocasiona.

Violencia de género es quizás la más escuchada en los medios, se ha extendido y es sufrida en muchos hogares, seguimos desprotegidas y esto se ha agravado por este confinamiento que nos ha traído la pandemia y que nos ha hecho convivir con nuestros agresores.

Puede ser violencia física, cuando conlleva acciones que provocan sufrimiento o daño físico y afecte a la integridad de las mujeres (hematomas, heridas, quemaduras, un empujón, etc).

Puede ser psicológica, que suele ser la puerta de entrada hacia otros tipos de violencia, se da en todo tipo de contextos y situaciones, ésta consiste en cualquier acción que sintamos que nos degrada como

NUESTRO TIEMPO, NUESTRA SALUD, NUESTRA VIDA. SALUD LABORAL PARA TODAS

Riesgos ergonómicos y psicosociales.

¿Sabías que el denominado codo de tenista es una de las lesiones más comunes entre las limpiadoras?
¿Sabías que entre los factores de riesgo más prevalentes de las mujeres trabajadoras encontramos el alto nivel de exigencia, la monotonía, el sedentarismo, las posturas forzadas, la necesidad de rapidez y destreza en el puesto de trabajo,la responsabilidad, la acumulación de tareas, y la inseguridad de mantenimiento del puesto?
¿Sabías que las mujeres acuden con mayor frecuencia que los hombres a consulta médica por un problema de salud relacionado con el trabajo y que el motivo de consulta más frecuente es el dolor de espalda?
¿Sabías que las mujeres se accidentan más que los hombres en los desplazamientos para ir o volver del trabajo (in itinere) desplazándose a pie o utilizando el transporte público?
SALUD LABORAL CON PERSPECTIVA DE GÉNERO
Las estadísticas oficiales de enfermedades del trabajo solo contabilizan aquellos daños a la salud registrados como “contingencia profesional” por el sistema de Seguridad Social. En todo caso, las enfermedades calificadas como contingencias profesionales apenas representan una pequeña parte del impacto negativo del trabajo en la salud, “la punta del iceberg”, especialmente en el caso de las mujeres.
Las enfermedades mentales, como la depresión y la ansiedad, y los trastornos musculo esqueléticos representan uno de los problemas de salud más importantes para las mujeres; primero, porque se encuentran entre los problemas más comunes y segundo, porque representan la mayor parte de los casos de enfermedad profesional con la problemática añadida de su reconocimiento.
La interacción entre los factores psicosociales o de organización del trabajo hacen que el ritmo elevado, las exposiciones largas, la falta de descansos y pausas de recuperación, la monotonía y repetitividad, el trabajo remunerado a prima, la falta de autonomía, el bajo apoyo social o la supervisión estricta puedan generar tensión laboral.
Se ha relacionado la tensión en el trabajo con el dolor de espalda y sobre todo con los trastornos músculo-esqueléticos de extremidad superior, además de la relación

CARGA MENTAL, RIESGO LABORAL

Es muy posible que conozcamos los riesgos laborales asociados a accidentes de trabajo, sin embargo los asociados a «enfermedades profesionales» (muchas de ellas no reconocidas como tal) o singularmente a las «enfermedades relacionadas con el trabajo» son mucho menos estudiados y reconocidos. En estos dos últimos campos se enmarcan los riesgos más comunes entre las mujeres y también los «riesgos psicosociales».
Los «riesgos psicosociales» son aquellos relacionados con la organización del trabajo. Es decir, con la organización de espacios, horarios, reuniones, reparto de tareas...y, evidentemente, este tipo de riesgos son mayores si atendemos a la clase, género o etnia de las personas trabajadoras puesto que la organización de nuestros puestos de trabajo no está libre de sesgos.
¿Por qué a las mujeres nos afecta mucho más esto? Lo resumiremos con dos conceptos interesantes: «doble presencia» y «carga mental».
La primera se refiere a que las mujeres estamos al mismo tiempo en los espacios productivos («empleo») y en los espacios reproductivos («cuidados») por lo que tenemos que estar continuamente «haciendo malabares» para poder estar presentes en ambos, lo que lleva a una invisibilización constante en el espacio productivo, con consecuencias como estrés, ansiedad, insomnio, tendencia al tabaquismo, hipertensión y mayor insatisfacción laboral. Al mismo tiempo,

28 DE MAYO DÍA INTERNACIONAL PARA LA ACCIÓN POR LA SALUD DE LAS MUJERES

Dice la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo [https://osha.europa.eu/] que hay cinco elementos que afectan de manera diferencial y sesgada genéricamente en materia de salud laboral:

-“Las mujeres trabajan en sectores específicos y en tipos de trabajos específicos”
-“Las mujeres equilibran dobles responsabilidades en el trabajo y en el hogar”
-“Las mujeres cuentan con poca representación a escala de supervisión y dirección”
-“Las mujeres son físicamente distintas a los hombres, aunque existen más variaciones entre mujeres que entre hombres y mujeres (…)”
-“Las mujeres realizan trabajos que se presumen erróneamente como seguros y fáciles”
Si reparamos en cada uno de los epígrafes, podemos añadir además:
La investigación en materia de salud laboral es deficiente tanto en los sectores feminizados, como en los que la presencia femenina no es significativa. Este aspecto contradice la exhaustiva medicalización del cuerpo de las mujeres en materia de reproducción asistida, por ejemplo.
La doble presencia, cuyo alcance es difícilmente imaginable y cuantificable, produce excesos en la carga mental y en la carga de trabajo cuyos costes y repercusiones nos duelen y afectan cotidianamente, que nadie quiere ni ver ni considerar.
Techos de cristal y suelos pegajosos, además de ser eufemismos que minimizan la ausencia de las mujeres en los espacios de toma de decisiones que nos afectan, tienen consecuencias graves en nuestra salud y en nuestro bienestar. Desde la consideración del riesgo de manera androcéntrica hasta la minimización de los efectos de ciertos trabajos en nuestra salud física y mental, que estemos sometidas a normativas, más o menos explícitas, que no hemos elegido, que nos pesa y que nos resta bienestar, capacidades y libertades.
En relación a los asuntos que solo nos afectan a nosotras y a nuestros cuerpos, como pueden ser la menstruación, el embarazo y la lactancia y la menopausia, el patriarcado despliega conceptos estereotipados que restan importancia al alcance de los mismos en tanto que procesos biológicos, o amplían su impacto tergiversándolos y convirtiéndolos en justificación y legitimación de múltiples discriminaciones con costes no solo económicos para nosotras sino para lo que concierne a nuestra salud. Se ha construido todo un imaginario androcéntrico que no solo alimenta sino que a su vez produce precariedad laboral, discriminación salarial, y sectorialización. De la delicadeza que se precisa para la recogida de pétalos a la sonrisa amable y paciente requerida en la atención a clientes y pacientes, nos exponen impunemente a productos químicos, a disociaciones múltiples, al acoso sexual, y al despido fácil, con tan solo cuestionar el sistema ante un “jefe de servicio” que será hombre, preferentemente.
En todo este escenario, la pertenencia de clase impregna nuestra condición de género agravando el estado de nuestra salud y traduciéndola en desequilibrios de poder por partida triple: frente a otras mujeres cuya subsistencia no depende del trabajo y que cuentan con mejor y mayor acceso al cuidado de la salud; frente a los hombres; y, frente a la patronal y a toda organización estatal, que actúan en connivencia ignorando nuestros derechos. Clase y género se articulan en favor del reduccionismo psicológico y del reduccionismo reproductivo que no hemos elegido, que se nos impone, que nos maltrata y que propicia grandes beneficios al capital y a quienes los acumulan.
Sólo la organización sindical combativa puede ayudarnos en esta necesaria e impostergable lucha contra la feminización de la pobreza, la precariedad de la salud y la pobreza de tiempo que padecemos las mujeres en detrimento de nuestro bienestar y de nuestras vidas.
¡SALUD PARA TODAS!

 

Crónica fotográfica de la concentración 1º de Mayo/21

Imágenes de la concentración #1DeMayoAnarcosindicalista de este mediodía en Aranda. La COVID-19 nos dejó en casa y en redes en 2020, ¡pero éste hemos vuelto incólumes! Gracias a todxs cuantos nos habéis acompañado.  


Comunicado 1º de Mayo

Lectura del comunicado para el 1º de Mayo 2021 por una compañera durante la concentración de esta mañana.