Pegamos otra versión aquí:
La pandemia ha demostrado que la situación de colapso y deterioro de
gran parte del sistema sanitario, es producto de las privatizaciones y
recortes que se llevan aplicando años.
► Roban nuestro dinero. Los fondos extraordinarios Covid no se han
empleado en reforzar el sistema sanitario que se ha evidenciado como
débil y falto de recursos. Ahora con los fondos europeos de Neext
Generation llegarán miles de millones que se repartirán entre las grandes corporaciones, sin dedicar prácticamente
nada a reforzar el sistema público. Pero, además, estos millones se
convertirán en Deuda que pagaremos los de siempre, mediante los recortes
que prepara el gobierno central. Solo el 1,4 % de los 72.000 millones que en teoría llegarán este año(unos
1.069 millones de euros) se van a dedicar a sanidad. Pero en lugar de
reforzar las plantillas, se van a dedicar a “digitalización” y
renovación de la alta tecnología. Ninguna de estas dos cosas fue
determinante en el fracaso en el
► Maltratan a los profesionales. No hay voluntad política para acabar con esta situación. Con la mejora de la situación epidemiológica, en todas las CCAA y con independencia del color político, se está aprovechando para despedir a miles de trabajadores del sector salud. Los que quedan, están agotados y desmoralizados. Más de 15.000 médicos han tramitado irse a trabajar fuera de España en los últimos 6 años. En los próximos 5 años se jubilará el 25% de la plantilla del SNS. Pero el refuerzo de las plantillas no es una prioridad de inversión. Lo es la transformación digital del SS.
► Desmontan la Atención Primaria. Desde hace más de 20 años, el gasto en atención primaria se ha ido reduciendo año a año. Sus objetivos iniciales, de prevención, promoción de la salud y atención domiciliaria, se han transformado, en un modelo puramente asistencialista cuya actuación se basa en la demanda de atención. Se ha fomentado el individualismo, el consumo desaforado de pruebas, fármacos, operaciones, etc. con todo lo que conlleva de efectos secundarios, iatrogenia, resultados indeseables, gastos innecesarios y ausencia de una auténtica medicina comunitaria y preventiva. Con la pandemia, esta precaria situación ha estallado y los centros de salud desbordados no son capaces de garantizar la accesibilidad de los pacientes, hasta el punto de peligrar incluso la asistencia directa. Esto alimenta a los cada vez más numerosos seguros privados de salud, para quienes se lo pueden permitir. Y los que no pueden hacerlo, están atrapados en un sistema que le niega su derecho a la salud. Y ahora el cierre de centros de salud ha pasado de la anecdótica “España vaciada” a la España urbana. Destruyendo la Atención Primaria, se alimentan y agravan las desigualdades que amenazan a nuestra sociedad.
► Deterioran la atención especializada para asegurar el negocio a la privada. Las listas de espera tanto quirúrgicas como de atención especializada, ya eran terribles antes de la pandemia.
Durante este, se redujo drásticamente la entrada a muchos procesos (en 2020 solo entró en la Lista de Espera Quirúrgica el 65% del año anterior). Por tanto, las cifras reales pueden ser pavorosas.
Pero con los hospitales públicos desbordados, la sanidad privada, desaparecida durante la pandemia, se ofrece ahora para reducir las listas de espera. El negocio redondo.
► Convierten en un negocio todo lo que tocan. Hace seis meses que llegaron las primeras vacunas, creadas gracias al dinero público. Sin embargo, los gobiernos de los países ricos mantienen las patentes para garantizar los millonarios negocios de las multinacionales farmacéuticas, (que de un modo vergonzante no dejan liberarlas para que las vacunas lleguen a los países pobres).
Las residencias de mayores, privadas en su mayoría y donde se han producido la mitad de las muertes totales por Covid, no han sufrido trasformaciones. Las familias denuncian y los jueces archivan. Pero han quedado plazas vacantes y los fondos de capital riesgo propietarios de muchas de ellas, buscan como ocupar nuevamente sus plazas vacías por defunción. No se les exige explicación.
Lo que hemos aprendido en esta Pandemia, es que los gobiernos no han adoptado medidas preventivas y de salud pública básicas, como la actuación sobre el hacinamiento en viviendas y transportes, detección precoz y aislamiento de casos, porque eso no da dinero.
Ante esta situación de la Sanidad Pública es urgente actuar sobre las causas de raíz y abrir un debate en todo el Estado sobre el modelo sanitario que queremos. Un modelo que debe empezar por garantizar la asistencia sanitaria de calidad para todas las personas, democratizando el sistema y centrándolo en los determinantes sociales, económicos y ambientales de la enfermedad.
La salud no debe de ser un negocio, su negocio, sino que es la prioridad n.º 1 de cualquier sociedad. No podemos dejarla en manos del mercado y de sus nefastos intereses.
Blindar la sanidad: derogación de la ley 15/97 y del articulo 90 de la Ley General de Sanidad.
No mandan los políticos, mandan las corporaciones.
La lucha está en calle.
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