La ciencia médica nace sesgada debido a su androcentrismo, parte de la base de que al estudiar al varón estudia también a la mujer, invisibilizando así a las mujeres o sesgando su aproximación diagnóstica y terapéutica. El hecho de que las mujeres sean invisibles en lo referente al diagnóstico, tratamiento de enfermedades, rehabilitación y promoción de programas de salud, que sus síntomas sean confundidos, minimizados o mal diagnosticados y que sus quejas sean siempre relegadas a quejas psicológicas o psicosomáticas, pone en cuestión las bases que ha empleado la ciencia para reconocer los problemas de salud de hombres y mujeres. La ciencia médica, no es ajena a los estereotipos influenciados por intereses políticos, económicos, ideológicos y sociales.
Además, no podemos limitarnos a la biología, hay que tener en cuenta el entorno social, la clase social, las creencias, las condiciones de vida y de trabajo, y los recursos sociales para hacer más llevaderas las tareas de cuidado, al no hacerlo, limitan las posibilidades de investigar de una forma clara los factores de riesgo que condicionan la salud de forma diferencial, por lo que hay que exigir estrategias de promoción de la salud diferenciadas.
La investigación médica, la docencia y la asistencia sanitaria han mirado a las mujeres como si fuesen hombres, no han tenido en cuenta sus problemas y enfermedades específicos, el único enfoque estudiado y valorado de la salud de las mujeres ha sido la salud reproductiva.
La formación médica no ha tenido en cuenta que podía haber diferencias en el modo de enfermar de mujeres y hombres, que los métodos de diagnostico podían ser diferentes o que las terapias y los fármacos podían actuar de un modo distinto en los hombres y en las mujeres.
En cuanto a la salud laboral de las mujeres, existen tres razones particulares por las que es necesario abordarla de forma específica:
1.La mayoría de las mujeres trabajan en profesiones segregadas en función del sexo, con trabajos peor pagados y precariedad.
2.No existen conocimientos específicos sobre los efectos en la salud de las mujeres de la exposición a riesgos laborales.
3.Soportan doble carga, empleo y cuidados.
Invisibilidad de las mujeres en los ensayos clínicos
La falta de representación de las mujeres en los ensayos clínicos tienen como consecuencia que los datos que se derivan de ellos para el tratamiento de los pacientes se han basado sobre todo en población masculina y así se utiliza el mismo tratamiento para las mujeres en las que muchos de los fármacos utilizados se metabolizan distinto que a los hombres o provocando distintos efectos.
Para corregir los resultados que se obtienen de los ensayos clínicos, se publicaron unas guías de trabajo que promovían la inclusión de mujeres y minorías en los estudios, sin embargo años después de la difusión de estas guías, se ha demostrado que tanto en el reclutamiento de mujeres como en el uso de análisis específicos se ha avanzado muy poco. Una quinta parte de los estudios no incluía mujeres como sujetos de investigación y esta cifra no mejoró de forma significativa en los años siguientes. Por otro lado, donde sí se incluyen mujeres, en la mayoría de los casos, los resultados no son analizados por sexo ni por género.
¿Por qué existe este vacío en la participación de mujeres?
Se diseñan los análisis clínicos reclutando muestras uniformes de participantes para reducir la variabilidad y mejorar el alcance de los resultados. Además cuanto mayor es una muestra, más presupuesto se necesita.
Existe el miedo a incluir mujeres debido a los posibles riesgos que puedan comportar para ellas y su vida reproductiva.
También existen factores socioeconómicos, muchas mujeres colocan su salud y su cuidado personal en el lugar más bajo de su lista de prioridades. Además el hecho de que no gocen de independencia económica, que no se tenga en cuenta el coste que genere participar en el ensayo y la falta de asistencia de hijas e hijos mientras está ausente, hace que muchas mujeres ni se lo planteen.
Algunos resultados de la falta de estudios analizados por sexo.
La ausencia de investigación sobre cómo se manifiestan las enfermedades entre mujeres consigue que la información que haya recogida no valore las diferentes manifestaciones de síntomas y como resultado refleja que las mujeres representan la mayoría de los síntomas sin diagnóstico y que se enfoquen los diagnósticos erróneamente, etiquetando con rapidez determinados síntomas como problemas psicológicos.
La valoración de las diferencias entre hombres y mujeres como una minusvalía, es decir partir de una igualdad completa entre los organismos, confunde lo frecuente en un sexo con lo normal para todos.
Si las actitudes de médicos y de profesionales sanitarios hacia sus pacientes ya están sesgadas en un inicio, difícilmente las estadísticas de prevalencia de enfermedades podrán ser objetivas.
Promover la salud en libertad
“Los objetivos de salud, y en particular las preocupaciones para evitar riesgos para la salud de la población, disminuyen la libertad personal y se pueden convertir en una nueva forma de fascismo en la salud.”
James McCormick
Entre un modelo positivista y un modelo biomédico el primero pensado en el bienestar y el segundo se refiere a evitar enfermedades F. Peter sugiere que no están implicados con la equidad, recoge elementos del modelo positivista y del modelo biomédico, pero les añade una dimensión nueva: nuestra capacidad para decidir nuestro bienestar.
La falta de formación y de información sobre la salud de las mujeres limita la libertad de decidir sobre un diagnóstico que esté adaptado a las condiciones físicas, medioambientales y psicosociales acorde a cada una.
Creer en el origen de la propia libertad, puede dar la seguridad de que se sabrá reproducir las condiciones para tenerla, incluso en condiciones desfavorables.
La promoción de la salud y la prevención de enfermedades en las mujeres incluyen actividades de acompañamiento y de mejora de la autoestima, técnicas de pedagogía feminista, actividades en grupo y formación de redes de ayuda mutua basadas en los apoyos naturales, por lo que se precisan intervenciones diferenciadas.
SALUD PARA TODAS
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